Sin
querer y sin mala intención no pude evitar escrutar más de dos veces a los
otros dos lagartos y al pasado que, más
o menos generoso, hemos vivido juntos.
Ayer nos volvimos a reunir y al vernos las caras en una nochebuena volvieron a
mis azules relámpagos de tiempos que si bien no fueron mejores, sí fueron
diferentes.
Recurrí a las canas de JC para anunciarme a mi mismo lo sumamente joven que me
mantengo, recurrí a las facciones cada día más duras de Luisito para explicar
la paradoja de espacio tiempo que en ese momento recorría mi columna vertebral.
Recurrí de forma inevitable a mis zapatos de cuero, que han estrenado ya dos
tapas y que siguen durándome más de lo que me han durado el resto de mis zapatos
juntos.
Por encima de las violentas muescas temporales andábamos nosotros, unos y
otros, hablando de música, arte, carnaval, trabajo, mujeres, verdades y
siniestros. Y eso es precisamente lo que me hacía feliz: Mirar a mi alrededor y
verme rodeado de gente que antaño, de algún modo más o menos esperado, ha
protagonizado capítulos de mi vida. Por ello brindaba en silencio mirando a los
ojos de los otros dos lagartos para no hacer pública la sensación y no hacer
sentir a nadie sobrante en ese batir y cerrar de ojos, en ese abrir y cerrar de
labios.
Brindamos y bebimos los lagartos en compañía de buenos y viejos amigos, de
nuevos y tiernos amigos. Brindamos y bebimos mientras mi mirada menos
introspectiva se venía a posar en mitad de la señera sierra que otras tantas
veces había sido testigo de nuestras largas e inolvidables noches de botellón.
Esa sensación de quedarte helado al calor de un cubata.
Aquella vuelta…aquel regreso al futuro… aquella paradoja espacio/tiempo
convertida en fiesta de nochebuena vino a soliviantar los rigores de un
cansancio que era el termómetro de mis años.
Como cuando era capaz de estar tres horas tocando la guitarra: llámale
carnaval, rumbas, Nirvana, Sabina, Piratas… igual… a la sombra de ese lugar
mágico para los que hemos sido jóvenes y de Ronda. La Sevi. Extraordinaria
plataforma abierta al abismo de nuestras noches más eternas. Beber al filo del
infito. Besar, sonreir y manosear por encima de nuestras posiblidades (que
diría algún gilipoyas a buen seguro)
Pero tranquilos, estimados cabrones que me veis… unos envejecer…otros crecer.
No hagáis ningún tipo de fiestas ni celebréis con champán porque mi intención
no va a ser nunca retirarme de los ruedos. Mientras nos quede un halo de vida,
mientras no falten cuartos en el bolsillo, seguiré entregándome a tomarme un
sorbo de lo que sea con ustedes…
Aunque me cueste la vida llegar a las seis de la mañana…
Mira que yo soy muy golfo y de muy mal vivir…
Al menos lo fui el suficiente tiempo…
Además de largarto, claro…
Chito
Pd: Dios
ha muerto y ha nacido un rey creado en un laboratorio. Santadrenalina
2 comentarios:
...mientras todo esto pase, habrá poesía, como decía Bécquer...!!
Eso decía Becquer, yo digo...voy a llamar al muñeco y mos tomamos una cagna...!!!
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