domingo, febrero 03, 2019

Vidas a medida




Habría cogido alguna vez un hilván, pero la vida lo llevó a malgastar su juventud en inertes jornadas a la luz de un farol en minas de la región a las órdenes de un explotador que acabó desapareciendo ante los ojos de sus acreedores y explotados. Tras el cierre prematuro, le quedó como pensión una tos crónica hasta el final de sus suspiros.
Se miraba al espejo y lamentaba la estrella de la costura que perdieron las pasarelas de París. Si era capaz de lucir esa gabardina con preciosos remates de piel humana, ¿qué no habría hecho con tela y una vida a su medida?

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