lunes, septiembre 10, 2007



Serían las siete de la tarde de aquel 25 de Junio cuando entré de nuevo con mi "bólido" a traves de aquel pasillo, dispuesto a pasar un verano entero trabajando como monitor en la Colonia. Bienvenidos al génesis de toda esta película. El principio. El maldito relato sentimentalista de una tarde de lunes, ya casi de otoño, con un puñado de nubes grises por montera. Augurando lo peor, os contaré lo mejor:
LA VUELTA
Hacía no mucho que salí con Pedro y con Luis a tomar una copa y el primero me hizo una dedicatoria en mi libreta colonial en la que ponía: "Chito returns sabinillas"... Era el ambiente de aquellos dias para mi. La vuelta. Quedé unas cuantas veces con Eva para intentar dar forma a algunas de las actividades que alli ibamos a llevar a cabo. Menosprecie las horas de sueño para soñar despierto con esa primera velada, con el himno de la colonia, con el primer momento. A fin de cuentas con la toma de contacto. Y sí, puedo decir que desde el primer momento hasta el último la palabra fue ilusión. Esa sensación casi perdida que hacía unas cuantas lunas que no experimentaba.
Llegue a la colonia junto a Antonio Valdenebro. Él esa tarde probaba las hieles y la amargura de tener que salir de alli. Su cara lo reflejaba y la impotencia de mirar a cada rincón era un continuo en aquel primer paseo buscando a alguien. Lo que yo sentí en ese primer paseo, me lo reservo para mi, porque sería ridículo y dificil de explicar. Recuerdo que lo primero que hice fue contar politos, con Eva que andaba alli medio sulfurada, y con razón, porque en las cajas de los XL había politos de la M. Pecata minuta para lo que tendríamos que pasar. Y alli estuve, con la colonia vacía, como en el post anterior, pero con otro ambiente, con la esperanza de hacer más que felices a 3500 niños en un verano.
Despues de desembalar muchas cajas, Manolo y Pedro me animaron a subir con ellos a la torre. El lugar más alto de la colonia. El emblema por excelencia de ese lugar. Al niño de la hucha. Casi jugándonos la vida por la ausencia de una escalera llegamos a una sucia antesala en cuya pared había una ventanita que nos iba a dar paso al tejado más alto de la Colonia. Salimos por la ventana mirando al suelo, mejor dicho a las tejas, con más miedo que otra cosa. No quise levantar la cabeza hasta que no estuviera arriba del todo. Llegué al pie de la hucha y me senté en el soporte de todo aquel mastodonte férrico. Al levantar la vista, ví lo que veis arriba. Sabinillas, Costa del Sol, Mediterraneo y cielo. En ese instante sentí que aquella estampa era una preciosa bienvenida orquestada. No pude evitar sonreir una y mil veces contemplando la estampa. Quedaban todavía hasta 62 atardeceres como ese y mucha gente a la que conocer y con la que compartir cosas. Y aquella tarde, queridos amigos, y en el techo de Sabinillas, estuvo el techo de mi ilusión. Todo listo para zarpar...
¿No os dan ganas de pagar lo que fuera por una máquina del tiempo?
Os sigo echando de menos
Chito
Pd.- Yo se que hay mucho rock de mujeres ajenas, de mujeres que nunca existieron, hay rock & roll de leones y también los hay de corderos, por eso te pido amigo desconocido, si ves a mi rock perdido, lo traigas por aqui...lo traigas por aqui...

4 comentarios:

lukas dijo...

chito, como siempre, lo as klavao. muxas gracias x ser komo eres, que tengas muxa suerte en tu vida y nos vemos en junio d 2008.
gracias
lukas
P.D. ten kuidao kon el pulpo asesino mortalllll.

palenq dijo...

Gracias por recordarnos que hoy es siempre todavía. Tus historias nos embriagan en el pasado. Por cierto, piensas contar lo de tu acento alemán y lo del muro de las lamentaciones??? Un abrazo, sigue así.

Cécile dijo...

Me encanta ver que te lo has pasado genial este verano, y que has estado feliz...
Yo te eché de menos este verano pero ya sabes... puedo entender lo feliz que te pones trabajando con ninos !!!
Que todo te vaya bien en tu vida,
un beso
hasta pronto !

Anónimo dijo...

le has dado un toque diferente a la colonia. Espero verte muchos años mas por alli. Un beso