viernes, noviembre 11, 2011

Noches de acento añejo y granaíno



Esta noche ha tenido acento añejo y graíno.
El acento añejo de aquellas noches en las que no importaba a la hora a la que sonara el despertador, y llenábamos las noches de diario con ratos de bares y cervezas, de risas y carnavales.
Quedé con Quero para tapear y tras varios aquarius y cervezas (cada uno hizo lo que pudo) derivamos en una última birra en el pub Rilke con mensajes obsceno-románticos al cabeza. Llegó la hora de dormir, dejé al Chikeni en su casa nueva de la calle Sevilla y seguí rumbo a mi casa. Casi aparcando estaba cuando hablo con Chito por teléfono y me insiste para volver al centro, que andaba por el casa Mateo con Manolito Charry y su flamante nueva reportera.
Aparco y me bajo andando dándole envidia de cubateo por el Whatsapp a Rosario London.
Cuando llego al Casa Mateo los comparsistas empiezan a pedirse sus copas y menesteres, recién salidos de su ensayo. Risas y alguna polémica charla carnavalera hasta que Chito me da mi abrigo y me dice "Muñeco, nos vamos".
Recogemos a Cristina a las puertas de su casa y nos vamos a pie al 7 Budas. Más copas, más gente, más charlas, geniales trucos de Fran, nos reímos mucho, y llega la solitaria hora de partir.
Me despido de Chito y de la niña del aceto granaíno que dio sonoridad a la velada y parto road to home. 
Mis pasos suenan huecos en el callejón que se abre a la izquierda. Un agradable y suave olor a anís me hacen levantar la vista y verme en la Calle Curro Guillén. Se merece una foto, que va para el Loco y para Faito.
Mis pasos siguen adelante, pisando hojas secas que se quejan a mis pies. Me cruzo con coches que cometen ilegalidades, ingenuos e inconscientes de que sus largas están prohibidas en el tramo que recorren. A la altura del Cervantes la excesiva luz de las farolas tiene completamente engañados a los gorriones que por allí se hospedan, que cantan retando a la ficticia mañana que ellos creen real.
Llego al kiosco de Inma y veo muchos cigarrillos apagados en el suelo. Un videoclub del que aún quedan restos de cordón policial de una pasada redada. Carteles a las puertas de unas aulas religiosas. Mientras hago equilibrios por un bordillo de la acera llego a esa iglesia en la que hice la comunión, y me veo borroso, fugazmente, entrando en aquella iglesia del brazo de Mayte. Ni ella se cree haberme metido en una iglesia vestida de blanco, aunque yo tuviese 9 y ella 8 añitos. Pescadería del barrio, la frutería de mi primo. Aquello al que una vez de adolescentes llamamos "El Rincón Taurino". Carteles electorales con eslóganes estériles prometen lo que nadie dará. La cabina en la que gasté dinerales y por fin esa plaza que fue testigo de lo que fui. Coches de vecinos mojados por el rocío y mi cama calentita esperándome tras el gran portal. Buenas noches, lagartos. Gracias por acompañarme en una noche como esta.

4 comentarios:

Chito dijo...

Me ha encantado. Especialmente el descriptivo paseo. Una vez más...enorme!!!

Faito dijo...

Aunque estuviera en mi cama despierto pq el whatssap me despertó y me dejó una hora desvelao, leyendo esto parece que te estaba acompañando!!!
Me gusta!!

Anónimo dijo...

me gustaaaa!! :)

mona crack

Gema dijo...

GENIAL....Leonardo Da Vinci, decia que no bastaba con saber describir las cosas, que había que hacerlo con entusiasmo, originalidad y amor, que esto sólo era posible si la mirada de quien hacía esa descripción sabia ver todas esas pequeñas cosas que hacen que el mundo sea tan grande....