
Hace no demasiadas noches volví a soñar con mi campo. Concretamente con un tramo del rio (ya metido en el latifundio colindante) donde había un coche que en su día se despeñó carretera abajo hasta quedar allí. Murieron todos los ocupantes. dicen, y nadie nunca volvió a recoger el coche porque en semejante terreno resultaría imposible.
Cogí mi cámara decidido y fui a buscar aquella escena, aquel coche, en mitad del cauce de un arroyo. A recrear y refrescar de nuevo aquella imagen para que resucitara a la eternidad de mis fotogramas mentales. Dejé el coche (mi Corsa) en un mirador cercano a las primeras curvas del Cupil bajo y empecé a descender por una inclinada cuesta con el corazón acelerado por ese regreso a la niñez. Esas cuestas que tantísimas veces había subido y bajado sin un fin definido.
Llegué a la zona donde solía pescar y donde antes había bogas, ranas y alguna tortuga...sólo encontré una culebra de rio y una enorme rata. Seguí mi camino buscando aquel Seat 600, igual que McFly buscaba su Delorean para volver al Futuro. Yo lo quería para viajar al pasado.
Iba llegando al lugar, unos 50 metros más arriba de la linde encontré un inmenso entramado de ramas, zarzas, piedras y arena que me impedía llegar al viejo coche, que ya no se presentaba como tal, sino como un amasijo de hierros indescifrable. El frescor en aquel momento exacto, despues de someterme a las últimas calores de Octubre, se agradecía sobre manera, el olor a tierra húmeda y a ribera se encargó de hacer lo que no pudo hacer la vista...transportarme a mil novecientos ochenta y pico.
Frustrado (en cierto modo), me dí cuenta que los regresos al pasado sólo son posibles en las peliculas de Zemekis. He de suponer que se me quedó la misma cara de cuando recibes una severa lección de la madre naturaleza. Seguí caminando, con el orgullo natural de quien se siente aleccionado cuando no lo esperaba y con la humildad del que asume la lección tal como lo que es.
A escasos 30 metros del amasijo de hierros encontré una charca enorme, profunda, cristalina, llena de bogas, ranas y hasta una tortuga que pude fotografiar. Allí estuve disfrutando de aquel trozo de edén con mi cámara de fotos durante más de una hora.
Conocía de sobra aquella charca (la charca honda la llamábamos) y comprendí que aunque hay rincones, momentos, personas que por un motivo u otro huyeron de nuestro recuerdo, existen....y están ahi, para soliviantar lo que el pasado ya no puede darnos.
Volví, sudando y con media sonrisa victoriosa al coche, después de ascender aquella severa pendiente que tantas veces había subido y bajado sin ningún fin definido...
Eso es mi campo...un trozo de mi pasado, por más que me pese...
Chito
Pd.- Silencio, que la magia duerme silencio...
3 comentarios:
ME HA ENCANTADO! y más aún me encanta que entre un lagarto y otro no pase tanto tiempo....."No desprecies el recuerdo del camino recorrido de tu pasado. Ello no retrasa vuestra carrera, sino que la dirige; el que olvida el punto de partida de su pasado pierde fácilmente la visión y meta de su camino futuro".....
Una de mis pelis favoritas de siemre ha sido "Regreso al futuro". Creo que la única manera que existe de viajar en el tiempo es mediante recuerdos, olores, fotos...
Aunque algunos científicos aseguran que no paramos de viajar en el tiempo... hacia adelante.
Igual Isaac Asimov no está tan de acuerdo con eso!
La musica... para mi la musica es la forma mas evocadora que tengo de viajar al pasado. Si escucho determinadas canciones, hasta puedo oler cosas. Me vienen a la nariz olres de habitaciones, de pisos de estudiantes, olor a cocina de campamento... Todo eso dependiendo de la cancion que este escuchando.
Parecera una tonteria... Pero es el efecto que tiene la musica en mi.
¿O alguno de vosotros no es capaz de oler a colegio cuando escucha o canta un viejo pasodoble con notas de "Supermanes" o "Capirulas"?
Melo
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